La espiritualista que vino a ver la virgin, el alemán que usurpó una cama y la aparición de la capucerita roja.


Sí, tienes toda la razón: parece un capítulo de la que se avecina y la verdad es que ahora me río pero en ese momento me habría resultado ser más divertido si no me hubiera tocado ser el protagonista.
La convivencia siempre se complica cuando alguien nuevo se mete en un grupo pero muy bonita es cuando se la consigue entre todos.

Ahora te cuento, llego de una excursión preciosa a la quebrada (ver ejemplo de la flora tipica en la foto de esta región - el color es de la planta y hace la fotosintesis en las ramas - la foto no tiene filtro es así, de verdad) y Cafayate en el norte de Argentina y regreso al albergue en la ciudad de Salta (La Linda). Es una habitación con dos literas (son 4 camas - digo eso porque en 2007 me aloje en un albergue en Rio y cada litera tenia 3 - sí tres pisos!) y llevo una noche en el albergue. Me tocó la cama de abajo y a la salida por la mañana antes del viaje había dejado mi toalla secar en la cabecera de la cama abajo ya que fuera en el patio no había sitio donde tender la ropa y es que donde todo el mundo fumaba. Así, también era obvio que la cama estaba ocupada.

La visita a la virgin
Dormir en los albergues se trata de encontrar el equilibrio entre el ying y el yang; a veces los huéspedes pasan noches durmiendo uno al lado del otro en un espacio muy íntimo sin hablar; otras veces se forman amistades muy fuertes que duran toda la vida. Y a veces te toca lo más interesante.
La noche anterior compartí con una mujer que al prinicipio me resultaba super simpática que me contó toda su vida y delaté algunos detalles de la mía, entre tanto como y donde había aprendido español que ella había notado mi acento perculiar.
Hablábamos de nuestro viaje y el porqué habíamos acabado en la ciudad de Salta. Me contó de que había venido a ver a la virgin que supuestamente estaba en los alrededores de la ciudad y durante la ceremonia la iba a poner la mano encima de su cabeza y <<todo era muy bonito>> y le iba a aportar energías muy buenas. La verdad es que la fé que ella intentó transimitir me dejo algo plasmado. Sin embargo, aún así no podía evitar juzgar. A mi, a lo que me estaba contando ,me pareció digno de una secta. Entraba imágenes escalofriantes en mi mente de rituales parecidos de las incas del museo de arqueología de alta montaña, donde estuve frente de el niño el día anterior, en la plaza mayor de la ciudad. El niño es el nombre dado a una momia de un chico de siete años, que había sido drogado con chicha (una bebida alcohólica hecha de maíz) y sacrificado a los dioses hace siglos. Del museo tengo una crítica, a pesar del hincapié en el que han hecho en el respeto que dan a las momias; me parece mal que hayan separado las artefactos que fueron enterrados con el niño. El niño en su vitrina parece sólo y demasiado expuesto. Demasiado clinico todo. Falta feeling. Además los artefactos en sí tienen poder. Se nota sólo a la mirada atreves del vidrio. Son objetos que guardan historia y para mí algunos parecían juguetes del niño, juguetes con los que nunca jugó en su vida física. Si es verdad lo que querían plasmar las incas, parte del alma de ese niño ya está guardado en estos objetos hechos con todo tipo de material; pelo, lana, plata...
Y la virgin otra vez.
Y digo al principio que me parecia simpatica porque despúes la mujer empezaba a hacer cosas raras...como hablar con un acento raro y me dijo que era porque estaba en un albergue con extranjeros.....rara.....se quejaba de las mochilas de la gente....rara...y cuando dormía parecia que un demonio le estaba saliendo de la boca. Digno de una secta quizá...digno de una peli de terror...total. No pegue ojo toda la noche pese a mis tapones.
Pero es que hay más historia por contar.

En fin, la excursión a Cafayate había acabado y ya estaba en el albergue de nuevo. La toalla ya no estaba donde había estado por la mañana y nuevas pertenencias estaban en mi cama, y mis sábanas movidas. Un champú con letra alemana en la ducha revelaba la nacionalidad del chico que había usurpado mi cama. Me tocó cambiar de cama. El recepcionista se disculpó; se admitió que había olvidado de que me quedara dos noches más.
Mal.
Una noche más me quedo.
Reclamo con mis pies.

Y la capucerita roja? Preguntas.
Si el alemán fuera el lobo del cuento quien soy yo si no la abuelita?

La convivencia compartida de tres mes es complicada.

Salta, lunes, el 26 de noviembre de 2018.

Comments

Popular Posts